Luego del apagón, Ucrania reanudó la actividad de la central nuclear de Zaporiyia, actualmente tomada por Rusia. Kiev decidió reconectar la planta de energía a su suministro externo.
Al momento de la interrupción de la actividad de la planta, esta tuvo que ser conectada a generadores diesel de emergencia para evitar una posible catástrofe. Ambos bandos se responsabilizaron mutuamente: funcionarios rusos acusaron a Ucrania de desconectar una línea eléctrica, mientras que la compañía estatal de energía nuclear ucraniana Energoatom planteó que el problema se desató por bombardeos rusos.
El operador de la red nacional ucraniana Ukrenergo, al reparar la planta, planteó que «la estación está cambiando (de regreso) al suministro de energía del sistema eléctrico ucraniano». El reestablecimiento de energía a las personas de la región de Dnipropetrovsk ocurre lentamente.
Sin embargo, la situación de seguridad nuclear en la planta está en peligro. Rafael Grossi, jefe del organismo de control de energía nuclear de las Naciones Unidas, expresó que la central estaba en una situación era «extremadamente vulnerable» y resaltó la necesidad de protección internacional.